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VALKIRIA…ROBONAUTA

Valkiria, robot-astronauta de la NASA para explorar otros planetas

Antonio Martínez Ron

jueves, 12/12/13 – 09:42

  • El prototipo ha sido diseñado para competir en el desafío robótico de DARPA.
  • NASA prepara el terreno para enviar robots astronautas humanoides a futuras misiones.
Valkiria, el robot humanoide de la NASA

Mide 1,90 m, pesa 125 kilos y hasta ahora era uno de los secretos mejor guardados de la NASA. Valkiria es el robot humanoide con que la agencia espacial espera ganar el Desafío Robótico de Darpa que se celebra dentro de unas semanas en Florida. Aprovechando la tecnología desarrollada para su Robonaut, los ingenieros de la NASA han dado un paso más allá y han creado un robot pensando para la futura exploración de otros planetas y asistir a los astronautas sobre el terreno.

A diferencia de ATLASel robot Terminator diseñado por DARPA, Valkiria puede caminar de manera autónoma sin cables y posee una batería en la parte posterior que le da una autonomía de una hora. También posee la habilidad de agarrar objetos y adaptarse a los espacios donde se mueven los humanos para realizar las mismas tareas. Cada componente del robot, como los brazos o las piernas, están pensados para ser fácilmente desmontables e intercambiables en caso de avería. También posee diversas cámaras en la cabeza, rodillas y pies y un dispositivo sónar en el abdomen.

«Queríamos diseñar la apariencia del robot para que cuando la gente lo vea diga ‘guau, es asombroso'», asegura Nicolaus Radford, de la laboratorio de robótica de la NASA. «Queremos ir a Marte», añade, «Es posible que mandemos robots [humanoides] antes que a los astronautas al planeta. Estos robots empezarán a preparar el camino a los exploradores humanos y cuando estos lleguen, robots y humanos trabajarán juntos».

[Te interesa: Este meteorito es la primera muestra de la primitiva corteza de Marte]

El desafío robótico de DARPA tiene como objetivo promover el desarrollo de robots que ayuden a desarrollar tareas en escenarios de catástrofe, como un accidente en una central nuclear. Los participantes deberán desarrollar una serie de tareas como caminar por un terreno irregular, limpiar basura, cerrar una válvula o conducir un vehículo. Aunque el prototipo Valkiria está pensado para el espacio, sus creadores consideran que puede desarrollar todo ese tipo de tareas también en la Tierra. El 20 de diciembre tendrá la oportunidad de demostrar si es mejor que los que presenten los otros 16 equipos.

Más info: NASA JSC Unveils ‘Valkyrie’ DRC Robot (IEEE Spectrum)

Valkyrie, la mujer robot diseñada por la NASA

11.12.13 |  | Noticias – Tecnología

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El robot de apariencia humana mide 1.90 metros de altura y tiene 125 kilos de peso. Fue construida en el Centro Espacial Johnson de la NASA y participará en el DARPA Robotics Challenge, una competición organizada por la agencia estadounidense para promover el desarrollo de robots humanoides. 

Los científicos de la NASA que construyeron a Valkyrie  aseguran que su plan fue crear un robot superhéroe que eventualmente pudiera acompañar a los astronautas en el espacio para facilitarles las tareas pesadas. Y para diferenciarlo de otros robots, decidieron proporcionarle una forma femenina, por ello el nombre de “Valquiria”, que hace referencia a las mujeres guerreras de la mitología nórdica.

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Este androide funciona con las baterías que lleva en una especie de mochila. Tanto sus brazos con siete grados de libertad de movimiento, como sus piernas, con seis, son modulares e intercambiables.Además de las cámaras en su cabeza, la máquina integra un radar en su torso, y cámaras adicionales en rodillas, muñecas y pies.

Val, que es como la llaman sus creadores, está forrada de material blando para no dañar con sus cables a seres humanos entre los que se supone que tiene que trabajar.

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Para la NASA, Valkyrie es el futuro de la robótica en el espacio, aunque su primer reto comenzará a finales de este mes, cuando tenga que moverse entre escombros, manipular objetos, maquinaria, y hasta conducir como parte del DARPA Robotics Challenge.

En la competencia 17 equipos intentaran demostrar que son los modelos robóticos con forma humanoide más avanzados y funcionales durante el 20 y 21 de diciembre, en las instalaciones de DARPA en Florida. El ganador de la contienda será financiado para proseguir su desarrollo, además de que sus creadores obtendrán dos millones de dólares.

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Nicolaus Radford, líder del equipo de investigación en la NASA, al lado de Valkyrie.

Se pretende que los robots ganadores trabajen como rescatistas en casos de desastres naturales, y sean capaces de moverse a través de escombros, levantar personas, transportarlas, reparar aparatos, construir estructuras y manejar vehículos. Esos son el tipos de tareas en las que los 17 robots estarán compitiendo a finales de este mes.

 

Astronautas

Foto: Archivo Particular
Los astronautas eran proyectados como superhombres que debían tener familias y esposas perfectas. Casi medio siglo después, las mujeres destaparon historias de adulterio, alcoholismo y egos.

Un libro publica historias de infidelidades, vigilancia y alcohol durante la carrera espacial.

En los sesenta, medio de una carrera espacial, los ojos del mundo estaban puestos sobre los astronautas, hombres que proyectaban una imagen impecable que incluía familias perfectas.

Pero esa imagen de semidioses se fue al piso con la publicación de un libro en el que las esposas de los astronautas cuentan sus secretos y frustraciones. Alcoholismo, depresión, adulterio y hasta consumo de drogas hacen parte de las historias contadas por las amas de casa ‘perfectas’ que apoyaban a sus esposos durante sus misiones.

‘The astronaut wives club’ (el club de las esposas de los astronautas) es el título del libro escrito por Lily Koppel, quien le dio voz a estas mujeres casi medio siglo después. «No hablaron antes porque simplemente nadie se molestó en preguntarles», cuenta el suplemento XL Semanal, que reseñó el libro.

Como la NASA competía directamente con los rusos, que en 1958 llevaban ventaja con el lanzamiento del primer satélite artificial, la imagen que proyectaban era muy importante. Por eso agentes husmeaban en las vidas de los astronautas, para garantizar que cada uno de ellos fuera percibido como un superhombre, y sus mujeres como las esposas perfectas.

«Un fulano de la NASA se presentó en casa de los vecinos y empezó a hacer preguntas sobre nosotros: ‘¿Discuten?’ ‘¿Beben más de la cuenta?'», cuenta Jane Bassett. Su marido, Charlie, integraba el tercer grupo de astronautas de la NASA. Murió en 1966 en un avión T-38 mientras preparaba su vuelo espacial.

Por su parte, Betty Grissom cuyo esposo, Gus, uno de los siete del proyecto Mercury, murió en un incendio en el Apolo 1, explica que para tomar cualquier decisión en el hogar, era indispensable considerar el efecto sobre la carrera de los maridos.

«Nuestra misión era apoyarlos, no ser neuróticas y ocuparnos de cuidar de los hijos y del jardín. Muchos creían que eran hombres superiores y que sus mujeres también debían serlo«, afirma Jane.

«Houston, tenemos muchos problemas»

Aunque mucho se escribía sobre las perfectas mujeres con sus superesposos, poco se sabía en los medios de otro fenómeno: las ‘groupies’ de la era espacial. Se trataba de un batallón de mujeres empeñadas en acostarse con todos y cada uno de estos nuevos superhombres, que además asistían a fiestas a las que ellos estaban invitados.

Para las esposas la vida era perfecta mientras sus esposos eran pilotos de prueba. Así lo cuenta Harriet Eisele, esposa de Donn F. Eisel, tripulante del Apolo 7: «Entonces teníamos la vida arreglada. Teníamos que ser apolíticas y no podíamos discutir con ellos porque temíamos que murieran en la próxima misión«.

Sin embargo -explica la mujer que hoy tiene 83 años- cuando su esposo fue elegido para una misión espacial, en 1963, todo cambió.

«Nada más llegar a Houston, las cosas cambiaron. Donn se transformó. Cada vez pasaba menos tiempo en casa. Los fines de semana asistía a las incontables fiestas a las que lo invitaban», narra.

Entonces Harriet descubrió que su esposo le fue infiel. «Estuvo con otra mujer desde hacía años». Luego de superar el impacto de los hechos, llegó lo impensable: se divorció en 1969.

«Yo creía que las otras esposas no daban el paso por miedo, pues se suponía que un divorcio llevaba al despido fulminante por parte de la NASA. Pero pasó lo contrario, los divorcios fueron cayendo como fichas de dominó«.

Pero esa no fue la única actuación que molestó a la NASA. Betty Grisom entró en conflicto con la agencia tras la muerte de su esposo, ocurrida por fallas técnicas desconocidas en 1967, cuando el Apolo 1 se incendió.

Ella exigió una indemnización de diez millones de dólares, quebrantando el pacto de silencio de las viudas espaciales. La situación llegó a los juzgados, pero para evitar más escándalos se logró un acuerdo extrajudicial por 350.000 dólares.

La NASA en su momento había asegurado que los el esposo de Betty y dos astronautas más habían muerto en nueve segundos, pero un informe forense posterior dejó claro que habían seguido con vida durante por lo menos 15 minutos.

«Querían que estuviéramos calladitas», dice Betty, quien acusa a la NASA de tratar de borrar el recuerdo de Grissom de la historia del proyecto Apolo y de quedarse de forma ilegal con su traje espacial.

El reencuentro

En 1991 las mujeres se reunieron de nuevo. Habían perdido contacto después de los sesenta. Harriet cuenta que en la reunión estuvo Susan, la mujer del astronauta Frank Borman, quien inició ‘el destape’ cuando rompió en llanto y comenzó a contar que había tenido problemas con el alcohol durante los años de la carrera espacial. Ella se sometió a un programa de desintoxicación en el que la NASA no la ayudó.

Dos elementos aparecen en todas las conversaciones con las mujeres de los astronautas: infidelidades y miedo. Joan Aldrin contó que se había sentido muy sola durante sus años con Buzz, que él tenía problemas con el alcohol y era muy depresivo.

Se supo que las mujeres tomaban ansiolíticos. El caso más relevante fue el de Jane Conrad, la esposa de Pete (el tercer hombre en pisar la luna), quien tenía episodios de pánico ante la posibilidad de que su esposo muriera en una misión.

«Si estábamos angustiadas, hacíamos lo posible para que nadie se enterase. Si queríamos un antidepresivo, no se lo pedíamos al médico de la NASA; visitábamos una consulta privada«, cuenta Jane.

Poco después de trasladarse a Houston, Pete fue bautizado por la prensa como uno de ‘los chicos go-gó’ -junto con Dick Gordon y Alan Shepard- por sus excesos en las fiestas. «No me atrevía a sospechar de Pete. Me negaba a pensar en ello. Muchos sabían de sus infidelidades, pero no querían decírmelo», dice Jane, quien se divorció de su esposo luego de que él le confesara que le había sido infiel 16 de sus 30 años de casados.

«Quizá fuera culpa mía, por no haberlo tratado como los demás: todo el mundo lo adulaba. Eres fantástico, el más grande. Y él se lo creía», narra Jane.

Las esposas indicaron que incluso la NASA era laxa a la hora de entregar anfetaminas para que todas se mantuvieran delgadas y «deseables».